Corre la savia por mis nervios

Apagado
quiero encender y derramarme
sobre todo lo que está escondido y nos acecha
y en lo mas oscuro encontrar el agua que apague el fuego

siniestro
como una fiesta que llora
espero cauteloso bajo la tormenta
habitado por pájaros de agua y sacudido por el viento

desnudo
bebo del mar sombras de coral
cambio los teros de la sed por aves marinas
que caerán desde mis brazos en los cansados días del verano

en esta playa con monte
río con sal
sumidero de nubes
roquedal

Bulevares donde ladran los perros

Casi puedo tocar la quietud
palpar el silencio
el silencio que nos abarca
para comenzar a entristecerse
viento mudo que raspa los ojos
y roba lágrimas desconocidas
erosionando retratos
anónimos bosquejos de la memoria
en aquella calle del reloj
hecha de adoquines y abismos
donde simulamos hundirnos
donde nos advierten que el planeta gira
frívolo y minucioso
las nubes reflejan el tiempo que calla
y el espectro de un gato maúlla siglos
son los bulevares donde ladran los perros
y el tiempo hace gemir a las sombras

Transpiración

En los mundos del mundo
entumecidos por guerras
sosegados por tranquilidades
agitados por climas
con carnívora paciencia
y herbívora pasión
descuelgan pedazos
hechos de hierbas
y verduras carne
y sangre mezclados con pan
y dulce
y comen
lo alimentan
comparten crecen
y lo matan de hambre
se mueren desnutridos
y no pueden comer
sabrán los dioses por qué
sudan

Nada

Mosca de pensamiento
aeroplano de humo
que busca en los armarios
en las gavetas de la realidad
y no encuentra consistencia
ni olores ni dolores

lento pez de frío
haz de silencio
que nada en la inmensidad
bajo trances inexpresables
por habitaciones insonoras
sin vientos ni oleajes

Presencia transparente
aliento sin rumbo
que fallece de tristeza en la playa
donde ballenas de arena lo tragan
y transportan mientras se consume
la eternidad se come las uñas
y las acciones se frustran
dentro de cuerpos de aserrín
en una vida de reiduos y escamas

Benteveos

Los vi abandonar estas tierras de agua gris
estos ríos tímidos
y completos charcos de escasez
se divulgaron por los vientos
procedieron con su destierro
casi que meditando la impaciencia
hablo de una mañana luminosa
de un cielo empastelado
del verde de mis caminos
cuando reparé en su gesto
en el ademán que los alejó como nubes cansinas
esperanzadas guitarras que beben el mar por un vino dulce
dicen que fue una bandada de benteveos
yo creo que eran pensamientos

Leer en voz alta

qué necesidad ésta la de leer en voz alta
quizás para espantar a los fantasmas
no morir de asma
o se acomoden como sombras y escuchen

qué urgencia ésta la de leerle a las paredes
batallar contra el silencio
para no quedarse oscuro ni serio
decir letra palabra párrafo modular la voz
y no sentirse tristísimo

respiro hondo libero el aire
acompañado de una falange de versos
ya no se escuchan los pasos de las arañas
quietas ahora bañadas de incertidumbre
parece como que notaran mi presencia